martes, 22 de enero de 2008

Comics y literatura



La primera vez que vi números de la antología francesa Lapin, una de las cosas que más me impresionó fue el formato. El contenido era de primer nivel (autores como Lewis Trondheim, David B., Jean-Christophe Menu, Joann Sfar, y varios más), pero también me llamaba la atención el formato más bien austero de estos libros pequeños de 100 o más páginas, con una contraportada que sólo contenía un listado de autores y contenidos, casi como si se tratara de una publicación académica

No era la primera vez que se publicaban comics en un formato similar. El segundo volumen de la antología Raw de Art Spiegelman (los tres números que se publicaron entre 1989 y 1991) también tenían dimensiones similares, junto a contenidos que indicaban una pretensión de insertar al comic dentro de un contexto más amplio de la creación artística y literaria. Y la antología española Nosotros Somos los Muertos de Max y Pere Joan también tuvo un formato similar durante los 90's.

Hoy día existe Mome de Fantagraphics, publicación que originalmente comenzó para mostrar el trabajo de autores jóvenes como Anders Nilsen, Jordan Crane, o Paul Hornschemeier, pero que también ha incluido en números posteriores a obras de autores consagrados como Jim Woodring, Lewis Trondheim, o David B. (en algunos casos, reimprimiendo obras de Lapin).

Parte del contenido de Mome son historias serializadas, pero también hay un espacio para historias cortas, en un mercado en que no es tan fácil hacerlas. Hay una fuerte presión hoy día para que los autores jóvenes (y los no tan jóvenes que quieren ser vigentes comercialmente) hagan "novelas gráficas": historias de mayor extensión que ojalá tengan un gancho vendedor para un público que no lee comics habitualmente. (Incluso Robert Crumb, maestro de la historia corta en comic, está haciendo una novela gráfica basada en el "Génesis".) Un problema con esta tendencia es que no todos los creadores de comics están preparados para contar una historia de esa extensión, y otro es que queda cada vez menos espacio para la historia corta.

Por suerte hay algunas antologías que dan espacio a obras de menor extensión, pero no por eso menos ambiciosas, de autores jóvenes. Gracias a Mome he descubierto en los últimos números a autores como Eleanor Davis y Tom Kaczynski. Drawn and Quarterly Showcase aparece en forma menos regular, pero también presenta comics de buena calidad. Kramers Ergot no la he leido, pero también contiene una selección impresionante de creadores (aunque la impresión que tengo de esta antología, quizás injustificada, es que en ella se da más espacio al comic experimental por sobre el comic narrativo).

Desde los 90's hasta ahora ha habido un efecto acumulativo en distintas partes del mundo con respecto a la instauración del comic "literario" (por llamarlo de un modo) como una tendencia fuerte y vital, en vez de tratarse de un par de casos aislados. Aunque son varios los libros y obras importantes que se han publicado a lo largo de las últimas décadas, me parece que la publicación en libro del Jimmy Corrigan de Chris Ware y su subsecuente aceptación crítica y comercial marcan un hito importante en este proceso. La obra de Ware es exigente y ambiciosa, hay un manejo del lenguaje del comic que no es trivial y que exige un cierto grado de participación del lector; pero a pesar de eso se impuso por su calidad y ha servido de precedente para varias otras novelas gráficas de alta calidad.

Ware sigue sacando números de su Acme Novelty Library, y colaborando en distintos medios, desde el New York Times hasta el Virginia Quarterly Review, en donde va a comenzar una nueva serial (y de paso compartir espacio con escritores chilenos como Roberto Bolaño y Alejandro Zambra). Por otro lado, Tom Spurgeon comenta esta semana en Comics Reporter que la revista crítica The Comics Journal (la revista de habla inglesa sobre comics más importante de las últimas décadas) ya estrenó un nuevo formato más parecido a un journal literario para su distribución en librerías generales, y que el último número de McSweeney's incluirá un sketchbook de 72 páginas de Art Spiegelman. (Recordar también que ya hubo un número especial de McSweeney's dedicado al comic, con Chris Ware como editor invitado, una especie de "historia paralela" del comic, comenzando con la obra de Rodolphe Töpffer, pasando por clásicos como Charles Schulz y Frank King, y llegando a autores del "underground" norteamericano, de la generación Raw, y de la generación actual de creadores de comics.)

Todo lo anterior indica una mayor valoración y mayor cantidad de espacios para el comic más literario, una situación muy distinta a la que había hace sólo 10 años atrás. Crear comics sigue siendo difícil (el relativo éxito comercial que tienen autores como Spiegelman o Ware les ha llegado después de varios años de trabajo), y muchos autores jóvenes deben ocuparse con otros trabajos (ilustración, diseño) para poder sobrevivir, pero para los lectores nunca ha habido tanto material de calidad tan fácilmente disponible.

viernes, 17 de agosto de 2007

Yoshihiro Tatsumi

Álvaro Pons (autor del blog La Cárcel de Papel) entrevista al autor japonés Yoshihiro Tatsumi para El País.

Tatsumi (nacido en 1935) empezó a hacer manga a mediados de la década del '50, y algunas de sus obras se tradujeron al español en la revista El Víbora. Más recientemente hemos podido ver unas cuidadas ediciones en inglés de sus historias cortas de 1969 a 1970, en dos tomos publicados por Drawn & Quarterly: The Push Man and Other Stories, y Abandon the Old in Tokyo (con un tercer tomo en preparación, siempre a cargo del dibujante Adrian Tomine como editor).

Los relatos de Tatsumi en estos libros son por lo general sobre trabajadores comunes y corrientes en Japón (por ejemplo la historia "Push Man" del primer libro es sobre una persona que trabaja empujando gente adentro de los vagones del Metro, en las horas de mayor congestión). El estilo de Tatsumi es de figuras levemente caricaturizadas, con poco detalle para darles más expresividad, y con fondos realistas que reflejan muy bien el ambiente urbano y despersonalizado de las historias.

Son historias con un fuerte componente cotidiano, pero que a medida que se desarrollan pueden ser bastante morbosas y truculentas, explorando aspectos más ocultos o reprimidos de los personajes. Parte de esto se explica porque son historias que en su mayor parte se publicaban originalmente en una revista pornográfica, en donde Tatsumi estaba obligado a incluir una dosis de sexo. A pesar de esto (según cuenta en entrevistas al final de cada volumen) Tatsumi trataba de hacer historias que fueran más que simple pornografía por encargo, con personajes más humanos y con historias cuyo tema principal no fuera el sexo (las historias reimpresas no parecen tener mucho en común con lo que generalmente se asocia al comic erótico).

Los manga de Tatsumi se enmarcan dentro de la corriente del gekiga, que tal como lo describe Pons en la entrevista, consiste en un manga con contenido más adulto y centrado en la vida real (corriente que también hemos podido ver reflejada en obras recientemente publicadas en inglés como el Ode to Kirihito de Osamu Tezuka, originalmente de 1971).

Tatsumi se encuentra actualmente en España, como invitado al Salón del Comic de A Coruña.

Más información:

Reseña biográfica de Tatsumi
Entrevista a Tatsumi en ABC.es

lunes, 13 de agosto de 2007

La conexión Kurtzman-Goscinny

Hace unos años escribí este artículo para el fanzine argentino El Picasesos, editado por Federico Reggiani. Tanto Harvey Kurtzman (creador de la revista Mad) como René Goscinny (creador de Asterix) me interesan mucho, y quise investigar sobre el tiempo en que habían trabajado juntos, cuando Goscinny compartió un estudio en New York junto a Kurtzman, Will Elder, Jack Davis, y John Severin a principios de la década del '50.

Gracias a entrevistas a Kurtzman en el Comics Journal y a la biografía René Goscinny, Profession Humoriste pude averiguar más sobre el tema, y desmitificar un poco el asunto. (Alguna vez había leido por ejemplo que Goscinny colaboró en los primeros números de "Mad". Pude averiguar que esto no era cierto, Goscinny abandonó los Estados Unidos un año antes que apareciera el primer número de esta revista.)

Me acordé de este artículo debido a un post reciente en el blog No Recomendable, en donde a propósito del reciente libro Comics Journal Library: Harvey Kurtzman (libro que todavía no leo completamente pese a haberlo recibido hace algunos meses), Raúl Sensato habla un poco más sobre el tema.

Para el que quiera leer más sobre el tema: a mi juicio el artículo definitivo (bastante mejor que el mío) sobre la relación de Kurtzman y Goscinny apareció en la revista Squa Tront #11 (el excelente fanzine sobre comics EC, altamente recomendable), escrito por Jacques Dutrey, "The EC French Connection".

lunes, 6 de agosto de 2007

Documentos legales del juicio de Superman

(Artículo originalmente publicado en DailyPlanet.cl)

El sitio de noticias Scoop informa que se ha puesto a la venta una serie de documentos relacionados al juicio de 1947 por los derechos de Superman (los cuales se disputaron entre la National Periodical Publications, actual DC Comics, y los creadores del personaje: Jerry Siegel y Joe Shuster).

Siguiendo el link se pueden ver algunos ejemplos, no muchos, pero de todos modos bastante interesantes.

La primera imagen es una carta de 1941 de Jerry Siegel a Jack Liebowitz (uno de los dueños de la DC) en donde Siegel da el detalle de trabajos hechos recientemente para la DC. A principio sale un listado de historias hechas para dos números de "Superman", en donde se ve que la tasa que recibía el estudio Siegel-Shuster era de 35 dólares la página.

Luego viene un listado de otras series ("Federal Men", "Radio Squad", "Spy", "Slam Bradley", "Spectre"), en donde se ve que los montos cobrados son bastante menores. Aparentemente Siegel está cobrando no por haber realizado estos episodios, sino simplemente por ser el creador de éstos (lo que explica que cobre sólo 2 dólares la página en la mayoría de los casos, curiosamente los episodios de "Spectre" en distintas revistas los cobra a 4 dólares la página, como si por ser un superhéroe la tasa fuera mayor). Se especifica además que el cheque por estas series debe ser hecho sólo a nombre de Siegel (y no a nombre de Siegel y Shuster como en las historias de Superman).

En la carta Siegel reclama que el dibujante "Chad" (seguramente se refería a Chad Grothkopf, un gran dibujante de la Golden Age) no está incluyendo el nombre de Siegel en los episodios recientes de "Federal Men". Siegel confirma que no está escribiendo la serie actualmente, pero que podría volver a ella en el futuro. Se ve que a estas alturas Siegel tenía un trato similar al de Bob Kane en "Batman", en donde su nombre tenía que aparecer en las series que él creara, aunque no fuera él el que realizara cada episodio.

La segunda imagen es un contrato que hace referencia al período de Diciembre de 1937 a Diciembre de 1939, en donde se especifica que Siegel y Shuster realizarán episodios de "Slam Bradley" y "Spy" a 10 dólares por página. Contrasten esto con los 35 dólares que recibían en 1941; es un aumento importante de sueldo, pero también hay que tener en cuenta que en 1941 tenían que repartir el dinero con los numerosos asistentes y dibujantes que tenían en en estudio, a diferencia de cuando trabajaban solos en 1937.

El contrato también especifica que todo lo que creen será propiedad del empleador (la actual DC Comics), y que queda prohibido que lleven sus personajes a otra compañía una vez que termine el contrato. El documento es importante porque muestra que las editoriales de comics ya cuidaban celosamente la propiedad de sus personajes en esa fecha, y porque Superman fue vendido a la DC durante ese período (a 10 dólares la página).

El tercer documento es el que más me llama la atención. Es una carta de 1942 a Liebowitz, en donde Siegel escribe más o menos lo siguiente:

"Sobre el asunto mencionado en una de tus cartas anteriores (sobre Lois averiguando quién es SUPERMAN, debido a los pedidos de los lectores), siento que el interés de los lectores en este tema es muy saludable, y debieramos esforzarnos a toda costa en mantenerlos con ganas de que Lois averigue que Clark es realmente SUPERMAN. Si Lois realmente averiguara el secreto de Clark, la tira perdería alrededor del 75% de su atractivo -- el tema del interés humano. Sé que una fórmula puede posiblemente llegar a ser monótona si se repite demasiado, pero me temo que si se elimina este elemento de la fórmula de las historias de Superman, entonces la tira perderá gran parte de su efectividad."


Me llama la atención que lo mencione en una carta a Liebowitz, ¿será posible acaso que éste le haya pedido a Siegel cambiar la relación entre los personajes? Es interesante además porque sabemos que en 1940 (dos años antes de la carta), Siegel efectivamente escribió una historia en que Lois averiguaba la identidad de Superman, la historia del "K-Metal" (nombre original de la kryptonita) que finalmente no fue publicada. Se puede averiguar más sobre esta historia y las páginas originales que han sobrevivido en este link.

En el mismo link aparece un comentario de Alex Ross en que opina que esta historia hubiera significado una evolución importante en la tira de Superman y en el género de superhéroes en general, mostrando personajes que crecen y cuyas relaciones cambian con el tiempo. Se da la impresión que la decisión de no publicar esta historia condenó al género de superhéroes a permanecer por años en un estado infantil, en que los personajes no evolucionaban. Es interesante entonces esta carta de 1942 en donde Siegel defiende precisamente este punto de vista. A estas alturas Siegel se ve interesado en el éxito a largo plazo de la serie, y sabe que es mejor mantener a los lectores con ganas (y buscar fórmas originales de mantener este interés a lo largo del tiempo) en vez darles inmediatamente lo que ellos creen que es mejor para la serie. Bajo esta perspectiva, la historia del "K-Metal" de 1940 puede verse como un ejemplo de exuberancia juvenil, algo que en su momento le puede haber interesado a Siegel, pero que luego él mismo desechó, pensando más como profesional y menos como fan.

Es un punto de vista que muchos han sostenido a lo largo del tiempo, pero que curiosamente hoy día no se refleja en el Superman que conoce todo el mundo: tanto los comics como la película reciente nos muestran a una Lois Lane que conoce el secreto de Superman. Se verá con el tiempo sí fue la decisión correcta para mantener el interés del público en el personaje, o si Siegel tenía razón y en realidad es mejor no darle a los fans lo que ellos quieren (o lo que creen que quieren).

domingo, 1 de julio de 2007

De la revista inglesa "Valiant", edición del 29 de Febrero de 1964: dos episodios (de dos páginas cada uno) dibujados por Francisco Solano López, el co-creador de "El Eternauta":









Solano López tuvo una larga carrera dibujando para publicaciones británicas, comenzando a fines de la década del '50. Como gran parte de su obra, estas historias no han sido recopiladas.





martes, 27 de marzo de 2007

Marshall Rogers

Durante el fin de semana falleció el dibujante norteamericano Marshall Rogers, con sólo 57 años de edad. Aparentemente la muerte se debió a un ataque al corazón.

Rogers comenzó a dibujar comics a mediados de los 70's, donde rápidamente se destacó por su experimentación con el diseño de la página. Para muchos lectores de esa generación, los trabajos de Rogers eran la primera vez en que veían a alguien experimentar de ese modo con los elementos de la página. Rogers tenía estudios de arquitectura, y se notaba en su trabajo que quizás la figura humana no era su fuerte, pero de todos modos tenía un estilo tan individual y llamativo que el producto final causó un impacto en la industria (en este sentido me recuerda a Todd McFarlane). Otro factor importante es que algunos de sus trabajos más visibles hayan sido entintados por Terry Austin (el que después pasaría a entintar a John Byrne en "X-Men").

Su carrera era bastante errática, daba la impresión que saltaba de proyecto a proyecto sin permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Su colaborador más frecuente era Steve Englehart: hicieron una secuencia famosa de historias de Batman en los 70's (con un regreso al personaje hace un par de años), y por la misma época hicieron unos números de Mister Miracle muy entretenidos y que son relativamente poco conocidos.

Producto de una disputa con la DC, Englehart y Rogers se llevaron dos historias que tenían a medio hacer, y las publicaron en forma independiente, con la editorial Eclipse. Una historia que iba a ser un team-up entre Superman y Creeper se convirtió en la primera historia del "Foozle" en el primer número de Eclipse Magazine, mientras que una propuesta para hacer una serie de Madame Xanadu pasó a ser una miniserie de un personaje nuevo, Scorpio Rose. Englehart y Rogers también crearían la serial I Am Coyote en esa época. Producto de diferencias creativas, el último número de Scorpio Rose no se publicaría, Englehart seguiría Coyote con otros dibujantes, y Rogers seguiría haciendo historias del "Foozle" por su cuenta.

En 1978 Rogers también dibujaría Detectives Inc, una historia sin elementos fantásticos y con personajes más creibles, en base a un guión sólido de Don McGregor. Rogers se lucía aquí con el diseño y los adornos de cada página, aunque a veces a costa de la claridad narrativa (como indicara acertadamente Gary Groth en una dura crítica publicada en la época en el Comics Journal).

Englehart y Rogers volvieron a colaborar en 1987 cuando hicieron Silver Surfer para la Marvel. Por muchos años nadie había podido hacer una serie con el personaje porque Stan Lee había pedido que se lo reservaran a él, para cuando tuviera algún tiempo para hacer una serie regular. En la Marvel eventualmente se dieron cuenta que Lee nunca iba a tener tiempo, y Englehart tomó la serie (había escrito antes al personaje en Defenders), lo sacó de laTierra (estuvo más de 20 años atrapado por Galactus, quejándose y llorando todo el tiempo), y lo llevó a historias sumamente entretenidas que exploraban el lado más cósmico del universo Marvel. Rogers rediseñó un poco el personaje, dándole un aspecto un poco más alienígena, y quitándole los calzoncillos que le había puesto Jack Kirby.

Rogers duró un poco más de un año en esa serie, y creo que esto es lo más que ha durado en alguna serie. Antes de Silver Surfer hizo algunos números de Doctor Strange e historias de Daughters of the Dragon para la Marvel, y a fines de los 80's uno lo podía encontrar dibujando cosas como algunos de G.I. Joe para la Marvel. Rogers después volvería a colaborar con McGregor en unas historias de Spider-Man, haría junto a Howard Chaykin un Elseworlds de Green Lantern ambientado en el siglo XIX y volvería a Batman en dos oportunidades: primero dibujando 5 números de Legends of the Dark Knight escritos por Archie Goodwin y James Robinson, y luego volviendo a colaborar con Englehart en la ya mencionada Batman: Dark Detective. Su última colaboración con Englehart sería un especial de Black Rider para la Marvel.

Quizás no era uno de mis dibujantes favoritos, tenía algunas limitaciones artísticas que se hacían más evidente con el paso del tiempo, pero de todos modos al hacer este repaso me doy cuenta que he disfrutado varios comics dibujados por él. Tenía un estilo muy individual y fácil de reconocer, y se notaba en su trabajo un esfuerzo por hacer las cosas bien y experimentar.

martes, 30 de enero de 2007

Los clásicos de la prensa estadounidense

Un artículo que escribí hace unos meses para un portal español bibliotecario.

Me interesaba cubrir bien los orígenes del Yellow Kid, y en particular desmitificar su falso estatus de "primer comic". Para esto me apoyé en el excelente y detallado material bibliográfico escrito por Bill Blackbeard para la recopilación del Yellow Kid publicada en 1995 por Kitchen Sink Press.

El énfasis del artículo está en los comics anteriores a 1950, ya que en un artículo sobre "clásicos" me pareció más apropiado cubrir las series en que predominaba la visión artística de un creador (a diferencia de las series hechas por equipos de dibujantes anónimos), y en las cuales los dibujantes todavía tenían espacio para trabajar.